El complejo de la Fuente del Hércules Coloso, realizado entre los años 1669 y 1672 para los Jardines, era el lugar dónde se celebraban las fiestas: una extraordinaria “tramoya barroca”, fruto del diálogo entre naturaleza y obras arquitectónicas, imperdible atracción de los jardines del Palacio.
Originalmente estaba formada por escalinatas y pabellones, ninfeos y grutas con ricas decoraciones, juegos de agua y un grandioso aparato decorativo, dominado por la estatua del Hércules Coloso, protagonista del contexto y situado en el centro de gran fuente.
Símbolo del jardín tardomanierista, Amedeo di Castellamonte había concebido el sitio como una de las grandes maravillas del nuevo Palacio Real. Pensado y realizado para los placeres y asentado en un refinado juego de referencias alegóricas y alusiones mitológicas, daba esplendor a la dinastía Saboya, de la cual encarnaba el deseo de competir en rivalidad con las principales cortes de las monarquías europeas.
El cambio de los gustos y los graves eventos bélicos decretaron su desmantelamiento ya a principios del siglo XVIII. El patrimonio decorativo y estatuario se desperdigó por otras residencias reales y de la nobleza y el sitio fue demolido y enterrado.
La ambiciosa intervención de restauración y valorización de esta obra de arte del siglo XVII, finalizado en junio de 2022 se plantea como la última parte del Proyecto de recuperación de Venaria Real, puesto en marcha en 1998.
El proyecto de restauración ha sido realizado gracias a las empresas y a los entes socios de la Consulta de Torino.